Más que
la realidad nuestra percepción de la realidad, más que la voz del tiempo
nuestra manera de escucharlo, más que los otros nuestra relación con ellos… Hacemos
de nuestras ideas e imaginarios verdades; síntesis de cuanto aceptamos y condenamos,
de cuanto creemos falso o verdadero, de cuanto aprobamos o condenamos. En la
vivacidad y brillo de nuestras ideas e imaginarios vive la intensidad del
instante, el significado de muchos recuerdos, la transparencia de una intuición,
la certeza sobreponiéndose a la duda… Vive nuestra personal traducción del
universo.