La palabra de un contemplador, dijo alguna vez Nietzsche, es la encargada de bautizar nuestro mundo humano. Una de las imágenes más bellas para describir la Creación es aquélla que la relaciona con el nacimiento de las palabras. El mundo de los hombres nació cuando nacieron sus voces. Comunicarnos a través de ellas es, pues, la forma más natural de nuestro humano destino.