domingo, 15 de abril de 2018

HOY LA CIENCIA...



Hoy la ciencia acepta lo que siempre supo la poesía: la razón sola es insuficiente para realmente entender. El poético fue el más antiguo modo de conocimiento. Solo más tarde, mucho más tarde, después de la religión, llegaría para los hombres la noción de una Razón necesaria para poder comprender. Pero tanto en el terreno de la ciencia como en el del arte existen –deberían existir- idénticos sentidos de compromiso y de respeto. En el caso del arte, una necesaria coherencia entre la fuerza de la expresión estética y la validez de sus expresadas verdades; en el de la ciencia, una reconciliación entre lo creado y el compromiso con el destinatario de la creación.
Existe, también, un significado ético en la actitud necesariamente esperanzada de todo creador. No se trata de atender de éste banales formas de optimismo sino de que exista en él la absoluta convicción de ser capaz con su creación de aportar algo enriquecedor al itinerario humano.
La ciencia que comunica al ser humano con los afueras, la poesía que lo relaciona consigo mismo; aquélla que interroga el mundo exterior desde leyes que –suponemos- lo rigen; ésta que se propone entenderlo desde valoraciones y comprensiones subjetivamente humanas… Unas y otras: respuestas de la ciencia y respuestas poéticas: ecos, proyecciones; quizá insuficientes, pero siempre signos de actitudes que hablan, por igual, de posibilidad, de verdad, de esperanza...