En toda
aventura hay riesgos: posibles fracasos, la vulnerabilidad de quien se reconoce
no aventurero, el temor a inesperados desenlaces, el siempre amenazante desánimo…
Límites van estrechándome
a medida que avanzo, algo que fortalece la firmeza de espacios donde alimento espejismos
sin los cuales todo sería más banal.