Se deshicieron
con demasiada facilidad viejas ilusiones que decían que todo o casi todo era
posible.
Aprendí que de
lo que se trata es siempre del ahora: ese tiempo que me pertenece y define, me
sostiene o vulnera.
A mi alrededor, la ausencia de
armonía me obliga a regresar al único lugar donde soy protagonista, donde
resoluciones y proyectos tienen un sentido y donde tanto contraste entre lo que
veo y lo que quiero ver llega a reducirse, y donde mi ilusión o mi necesidad de
dibujar ilusiones me conduce a querer transformar muchos momentos ya vividos.