Me propongo que
la distancia o la confusión no me atemoricen, que la noche demasiado larga no concluya
en desconcierto aterrador, que la soledad no me confunda ni me obligue a
desistir de tantos actos.
Me propongo
quebrar estrechos linderos, abrirme paso fuera de los empequeñecidos sitios,
elevarme hacia una lontananza más amable…
Me propongo
entender cuando los días son calmos y las tardes transparentes, y en qué
momento el tiempo que pasa con tranquila lentitud, me permite apaciguadamente recostarme
sobre mi sombra.
Me propongo no
desistir de respuestas que preconizan la firmeza de mi camino.
Me propongo
aferrarme a propósitos que resulten ser hallazgos, y apoyarme en ellos.
Me propongo
continuar en la búsqueda de ciertas conclusiones necesarias.
Me propongo compartir mi
tiempo. Sé bien que es imposible transitar solitariamente por entre tanta
desvanecedora anécdota y tanto instante sin sentido.