¿Qué es el
juego? ¿De qué manera definir o identificar esa pulsión que lleva a alguien a
entregarse por entero a una acción que sólo a él complace, o a un esfuerzo que
sólo a él colma y cuya utilidad suele resultar, vista de lejos, muy poco clara?
¿Acaso muchas de las acciones de nuestra vida, incluso algunas de las que
suelen considerarse como las más trascendentes, no estarían relacionadas con
ese irresistible impulso del juego, con la necesidad y la voluntad de jugar?
El tiempo del
juego es un tiempo irreal al margen de cualquier otro. Tiempo construido
siempre de acuerdo a las leyes que el jugador decida establecer. Su duración
será siempre la absoluta potestad de quien juega: sólo a él pertenecen esa
larga sucesión de momentos que pudieron llegar a significarlo todo mientras
duraron.