Escritor, ensayista, poeta y docente venezolano. Ganador del Premio Nacional de Ensayo Mariano Picón Salas del Ministerio de la Cultura de Venezuela en 1992, fue miembro del jurado de dicho premio en la edición de 1993. Igualmente fue miembro del jurado del Premio Internacional de Cuento Francisco Herrera Luque y Presidente del I Congreso de Legislación Cultural Municipal, realizado en en febrero del año 1993 en la Universidad Simón Bolívar.
jueves, 2 de febrero de 2012
EN LA MARCHA QUE POR SIGLOS...
En la
marcha que por siglos relacionó a la universidad con el tiempo que la
entornaba, se produjo, en algún momento, una deformación: la de la universidad
revolucionaria que pugnaba por producir ella misma, en su seno, los factores de
una nueva sociedad. En otras palabras: ya no era el rumbo de la sociedad el que
indicaba la evolución de la universidad, sino a la inversa: la universidad
debía cambiar a su sociedad. Esto, que parecía acrecentar la importancia de la
universidad, significó, por el contrario, su creciente ajenidad del destino
social. En las universidades latinoamericanas, la transformación comenzó con
los sucesos que condujeron a la Reforma de la Universidad de Córdoba en
Argentina, en el año 1918. La Reforma de Córdoba se propuso convertir a la
universidad en espacio sujeto a leyes y normas no universitarias. Se
cuestionaron, por ejemplo, las ideas de mérito académico y de autoridad. La
Reforma de Córdoba pretendía analogizar Universidad y República. Hacer de los
estudiantes y profesores, ciudadanos: con iguales derechos ante una nueva
ley universitaria. La autoritas
se diluyó al hacerse elegible, fragmentaria, evanescente... La dignidad
académica se disolvió entre politiquerías y circunstancialismos. Más allá de
cualquier otra aspiración, muchas de nuestras principales universidades
parecieron proponerse ser democráticas y sólo eso. Grotesco oximorón: entidad
vacía de sentido dentro de una lógica absurda.