miércoles, 17 de agosto de 2011

A TODOS LOS SERES HUMANOS NOS RODEA EL MUNDO...

A todos los seres humanos nos rodea el mundo. Vivimos inmersos en él, circunscritos a él, abrumados por él. Y hay quienes se esfuerzan por descubrir en esos vastísimos paisajes exteriores todas las respuestas y justificaciones, todas las razones y significados: aún para sus más íntimas interrogantes y sus más personales comprensiones; seres que parecieran divisar sus destinos siempre lejos de sí mismos; individuos incapaces de adentrarse en sus propios laberintos, incapaces de contemplarse en sus memorias o de reconocerse en sus imaginarios. Si algo pudiera definir a un ser de palabras, sería mantener una actitud del todo opuesta. Mucho más que dentro del mundo, él se percibe cerca de sí mismo, próximo a sus fantasías y memorias. Contempla el mundo, generalmente, desde las coloraciones y texturas de su propia interioridad. Su necesidad de crear, de decir, de escribir, mucho tiene que ver con esa interminable proximidad hacia sí mismo, con esa necesaria comunicación y urgente cercanía a una intimidad que le pertenece y de la cual él es único custodio.