viernes, 28 de noviembre de 2025

Lo entrevisto

                                 “Lo entrevisto es mejor, y dura más que lo visto”. Juan Ramón Jiménez


Lo entrevisto, convirtiéndose en palabra; y ésta, a su vez, en mensaje, compañía, orientación...

Lo entrevisto en el tiempo de la lucidez y el del desasosiego, en el del desánimo y el de la estridente euforia.

Lo entrevisto en lo que somos ahora, lo que fuimos antes, lo que podamos ser después... 

Lo entrevisto en las palabras que nos decimos; compañeras de diversos escenarios; expresiones donde completar lo incompleto, poblar lo despojado, dar forma a lo informe...

Lo entrevisto en nuestra imaginación, al margen de incómodos o inútiles afueras y siempre al interior de la esfera de nuestro tiempo.

 

viernes, 21 de noviembre de 2025

Al margen...

         Recorro tiempos que me justifican, lejos de otros, lejos de todos. Viejas quimeras dormitan en los rincones de mi presente. Más firme la duda que la certeza, deshago pasos sobre asombros superpuestos.

Carezco de respuestas. Sólo poseo asombro hacia lo que no puedo explicar. Nunca podré estar seguro de mis rumbos ni de mis pasos sucesivos ni de mis días en noche desdoblados...

He seguido caminos deteniéndome sólo en mi cansancio. He bebido agua en el cuenco de mis manos. He llevado conmigo la incertidumbre de mis tientos (impotencia del dios furtivo que llevo por dentro).

Incansable, transito instantes encerrados en la esfera de un sentido irreverente...

viernes, 14 de noviembre de 2025

Silencio vertical

         Silencio que habla desde la soledad, desde el fluir del tiempo y desde las paradojas de la vida y sus desenlaces.

Silencio que me obliga a nombrar. Y callo más cuanto más escribo. Y callo y escribo para no decir en vano. Y más callo cuanto más amo las palabras, extraños arabescos surgidos de la desafiante realidad con los que me hablo y me escucho y me sigo la corriente en medio de una pirotecnia verbal que nombra el acertijo y el augurio que soy.

viernes, 7 de noviembre de 2025

Extiendo la mano...

         Extiendo la mano. Toco el vacío. Acaricio la nada. Golpeo la única puerta de una muralla interminable. Llamo a gritos sin escuchar respuesta alguna. Palpo el espacio decantado por los años desde el remoto lugar de alguna infantil memoria. Reconstruyo pasos que di y olvidé y que ahora, a solas conmigo, evoco. El ir y venir de las horas me señala la necesidad de avanzar a lo largo de días que se suceden, se contradicen, se niegan, se superponen... Diviso argumentos presentes, pasados y venideros. Me rodean mentiras y verdades: filigranas, ambas, necesariamente desentrañables, cara y contracara de todo tiempo humano. Me muevo entre tientos y espacios clandestinos. Me refugio en la quietud oscura. Me aparto del ruido y del resplandor. Palpo imágenes con sabor a encierro. Al margen de un tablero de ajedrez, coloco mis ilusiones. Recorro así los tiempos que me justifican, mientras viejas quimeras dormitan en los rincones de mi presente. Más firme la duda que la certeza, deshago mis pasos sobre asombros superpuestos mientras cada una de mis auroras pareciera apuntar hacia un impredecible ocaso de contradicciones. Carezco de definitivas respuestas. Solo poseo mi asombro hacia aquello no puedo explicar. Arduos desplazamientos señalan mi deambular transeúnte. Nunca estaré demasiado seguro de mis rumbos ni de mis pasos sucesivos ni de mis días en tanta noche desdoblados.