Lugares
verdaderos: territorios irreales sujetos a las decisiones y vivencias de quien
los crea. Signos capaces de reflejar en nosotros lo exteriormente inmenso, lo
infinitamente exterior. Lugares de vida, de fragmentos de vida. Nos pertenecen.
Nos justifican. Nos describen. Reflejan lo que somos, lo que queremos ser, lo
que creemos ser.
Espacios de la
conciencia, de la memoria, de la voluntad, de los propósitos, de las
convicciones, de los sueños, de los ideales, de los sentimientos… Todos ellos
lugares verdaderos donde creamos nuestro tiempo a la vez que resistimos y
crecemos dentro de él. En ellos predomina, por sobre todo, la autenticidad, la
verdad. Son imagen; y, como imagen, respuestas, comprensiones, verdades, conclusiones,
espejismos…