viernes, 24 de octubre de 2025

En el oscilante término del tiempo III

         Eres la voz que te muestra y el silencio que resguarda tus escurridizas fronteras. Eres la ceniza y el fuego, el cartílago y el hueso, el corazón que te nombra y el alma que habita en tus razones. Eres designio de ouroboros, forma y acto, presencia e intención. Eres irrealmente corpóreo y nítidamente irreal. Eres signo al margen de lo demasiado circunstancial. Eres la ilusión y la desesperanza, la azulada entonación del cielo y la roja iridiscencia del infierno. Eres uno y eres muchos. Eres la verdad de lo creído, lo valorado, lo condenado. Eres un origen adherido a las oscilaciones del tiempo. Eres la ilusión que es pregunta y el desconcierto que es, a veces, la única respuesta. Eres la fantasía que enriquece lo yermo, lo riesgoso, lo quebradizo...

Buscas palabras: formas herederas de una ilusión ajena a toda pantomima inútil, a toda cháchara carente de significado. Prosigues tus pasos al margen del falso cielo de mucha conciencia incauta. Reinicias tus avances en una ilusión que escapa del letargo de quien no ha aprendido aún a reconocer su propio nombre.

No renuncies a la libertad que señala, en sus venturas y desventuras, los signos de tu marcha.