sábado, 28 de mayo de 2011

APÓSTATA, DICE NIETZSCHE...

Apóstata, dice Nietzsche, es el que descree, el que niega. Nuestro mundo está hoy lleno de ellos. Descreer sugiere carencia de vitalidad o de entusiasmo; el ateísmo, a fin de cuentas, puede ser una falta de imaginación. 

jueves, 26 de mayo de 2011

RECUERDO HABER ESCUCHADO A UN ESCRITOR...

Recuerdo, hace años, haber escuchado a un escritor, en una conferencia, proponer a todos quienes amaban escribir, hacer eso que él mismo hacía: convertir la escritura en actividad por entero marginal al trabajo que le permitía el sustento cotidiano. Se apoyaba en su experiencia de haber escrito siempre al margen de las labores que lo sostenían económicamente, casi como una especie de tiempo robado al tiempo. Nada podría estar más alejado de mi propia experiencia. Me parece inhumano y deshumanizador separar nuestra vida en espacios incomunicados. Palabra y pensamiento, vida y experiencia: todo está absolutamente relacionado; curiosidades y saberes, ilusiones y vivencias, ideales y proyectos, pasiones y estrategias, propósitos y convicciones: todo es parte de una misma armonía, de la misma unidad.

martes, 24 de mayo de 2011

FUERZA DE LA PALABRA IRREPETIBLE...

Fuerza de la palabra irrepetible, vigor de la voz exacta que es imagen que atrapa la mirada, idea que le grita a las ideas, herramienta que conquista nuestra imaginación, forma que nos seduce...

domingo, 22 de mayo de 2011

LA ARGUMENTACIÓN ESCRITA SOBRE LA PÁGINA EN BLANCO...

La argumentación escrita sobre la página en blanco propende a corregir la alucinante dispersión universal. En medio del silencio o de la confusión del cosmos, la escritura detiene la voz humana en trazos oscuros sobre la plana blancura de la página.

lunes, 16 de mayo de 2011

GENIALIDAD DE BORGES

Amar las ideas por su estética: eso hacía Borges. Su sabiduría, su genialidad, consistió en hallar en sí mismo un diseño posible del mundo. Dibujó el universo humano en algunas metáforas presentidas.

domingo, 15 de mayo de 2011

EL POETA: SER LIBRE...

El poeta: ser libre, curioso buscador de expresiones para sus propios espejismos, no puede sino refugiarse en su voz. Su individualismo lo coloca al margen de ese mundo en el que, tan a menudo, le resulta difícil vivir.

sábado, 14 de mayo de 2011

KAFKA (2)

Diferencia con el otro, extrañeza ante el otro, amenaza del otro... Ante las siempre indescifrables intenciones del prójimo, no pareciera quedar al yo más recurso que el aislamiento resignado. Frente a la negación y el horror de un mundo poblado por otros, Kafka opone el silencio o el chillido (no el grito: el chillido de los animales pequeños cuando mueren aplastados). Marginalidad como opción y temor como opción: recursos del yo indefenso ante un mundo siempre extraño y siempre despiadado.

lunes, 9 de mayo de 2011

ME REMITO

Me remito a las ilusiones con que coloreo la realidad a la hora de contemplar tantas y tantas de sus tonalidades grises.

sábado, 7 de mayo de 2011

LA IMAGINACIÓN...

La imaginación­: una forma de orientación y visibilidad; una personal alegorización del universo.

viernes, 6 de mayo de 2011

EL HABITANTE DE NUESTROS DÍAS...

El habitante de nuestros días vive la crisis de lo definitivo. Rodeado sólo de fugacidad ansía tocar lo perdurable, conquistar ilusiones que le permitan acariciar la eternidad.

jueves, 5 de mayo de 2011

LA HISTORIA ILUSTRA. AYUDA A COMPRENDER Y A COMPRENDERNOS...

La historia ilustra. Ayuda a comprender y a comprendernos. Puede que su expresión sea parcial, no definitiva ‑¿acaso hay alguna que lo sea?‑ pero siempre habrá en el esfuerzo indagador que hurga ‑y halla‑ en el pasado signos para la iluminación del presente, todo el aporte clarificador de la lucidez, la vitalizadora dimensión de la imaginación y la memoria. En acto reconstructor, la historia ‑la poética y total: la valedera‑ une al pasado con el presente, convierte a recuerdos colectivos y tradiciones en soporte del presente y en vitalidad para el porvenir. La memoria de la historia ‑crítica, lúcida, subjetiva‑ sería tal vez el más adecuado puente para cruzar por sobre el abismo del silencio. La vía que clausuraría para siempre el ruido ensordecedor de los rituales patrióticos y el mutismo del olvido. Conclusión de un largo monólogo de ruidos y de silencios: apertura de una nueva expresividad: la del diálogo del tiempo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

LA PESADA SOMBRA (2)

Exclusión: negación del otro, desconocimiento de la voz y del rostro ajeno, indiferencia hacia esa voz y ese rostro; no diálogo sino monólogo. Exclusión que, en algún momento significó, también, la instauración de una política de consciente temor despertado en los opositores que no comulgaban con el estilo y la gestión del gobierno de Chávez. En algún momento de su novela La misa de Arlequín, dice Guillermo Meneses: “el gobierno se parecía cada vez más al miedo de la gente”. Son complejos y difícilmente descifrables los miedos colectivos. Miedo hacia cuanto pueda lucir vulnerador; miedo hacia lo “otro”. El miedo es puerta abierta a todas las debilidades. Paraliza al ser humano en el umbral de sus acciones. Por el miedo, el rostro colectivo puede convertirse en mueca: cosificado gesto o caricatura de una faz acartonada en rictus de congelada expresión. Al miedo hay que dominarlo: vencerlo, expulsarlo, exorcizarlo. El gobierno de Chávez pareciera haber asentado su fuerza y su capacidad de convocatoria sobre consignas de temor despertadas en los adversarios. Sin embargo, ese miedo no ha tardado en dar paso a un abierto rechazo y a un desafiante cuestionamiento de la gestión gubernamental. Una gran parte de la sociedad civil venezolana ha ido enfrentándose más y más directamente a un Estado que, paulatinamente, debilitaba sus rasgos democráticos.


Dos cosas parece haber terminado de entender el país nacional que adversa a Chávez: que le es necesario recuperar la fe en los partidos políticos y que deberá apoyar sus expectativas, sueños y creencias en una ideología que haga posible el canalizarlos. Ha redescubierto, también, la necesidad de una mayor participación en el hecho político. Hoy más que nunca, los venezolanos necesitamos reconstruir la relación con nuestro tiempo. Percibir menos hostilidad en sus itinerarios. Contemplar la historia nacional como un lugar más hospitalario en el que la lenta construcción y la amplitud y ligereza de las memorias puedan hacerse hechura de nuestro destino. Divisar menos rupturas, menos recomienzos y menos incomunicación en nuestros recorridos. Distinguir en el paso de las épocas más fluidez y continuidad, mayor hilvanación. Y, desde luego, dibujar en nuestra memoria colectiva menos extremas imágenes de fracaso o idolatría. El peso del hombre providencial es una sombra que los venezolanos deberemos desvanecer. Ése es nuestro reto para la construcción de un tiempo por venir muy alejado de la desorientación que tantas veces nos condujo hacia el inabarcable laberinto o hacia el círculo interminable.

martes, 3 de mayo de 2011

LA PESADA SOMBRA (1)



“Me nutría el calor de incansables espectros”. Rafael Cadenas: Inmediaciones


Ciertos recuerdos venezolanos parecieran sugerir, incesantes, la inevitabilidad en nuestra historia pasada y presente de hombres providenciales: individidualidades extremas y autosuficientes colocadas mucho más acá o mucho más allá de la tradición y la norma. Los venezolanos pareciéramos habernos habituado a despreciar la tradición, habernos familiarizado con la ignorancia de las costumbres, haber rutinizado el olvido de lo anterior. No cesamos de asignar valor a lo que es o luce nuevo, a lo que recomienza, a lo que renace, a lo inaugural. Nuestra memoria es una memoria de rupturas, de quiebras, de hiatos, de fragmentaciones. Pareciéramos habernos acostumbrado a creer y a confiar mucho más, por ejemplo, en las voluntariosas iniciativas de ciertos iluminados personajes, generalmente percibidos por encima, muy por encima de la tradición y de la ley, que en las lentas y pausadas construcciones colectivas. Identificamos nuestras más perdurables huellas mucho más con los deslumbrantes ademanes de algún carismático dirigente que con las sólidas hilvanaciones de todos construyendo juntos el tiempo. Creemos que logros, aciertos y conquistas afortunadas, si acaso llegan, llegarán desde fuera de las fronteras de la tradición, al margen de lo consolidado, lejos de lo establecido. Somos un país de rompimientos institucionalizados donde la excepción prevalece siempre sobre el canon.


Muy al principio de su gestión, el actual gobierno ofreció al país ilusiones que parecían responder a necesarias rectificaciones colectivas: mayor justicia social, una más activa participación del pueblo en las decisiones nacionales; y, desde luego, la prédica de una tercera vía de poder, alejada tanto del totalitarismo de la conducción y la planificación estatal como de la libertad injusta y despiadada de un omnipotente Mercado. Pero esos proyectos iniciales y, sin duda válidos, rápidamente fueron cediendo y desdibujándose en beneficio del desmesurado crecimiento de una reiterada imagen del hombre providencial que, otra vez, volvía a hacerse protagonista de los itinerarios venezolanos. Era la pesada sombra de un pasado que parecía condenado a regresar. El hombre providencial asomaba su rostro y vociferaba sus verdades a través de discursos tremebundos y dogmáticos. Discursos que colocaban de nuevo en el escenario nacional a muy antiguos “culpables” e imponían, otra vez, memorias de agoreros lamentos. El exceso de una retórica que resucitaba imágenes de violencia que se remontaban al tiempo de la Independencia y al de los años de la Guerra Federal fue, sin duda, el peor error del chavismo. Ya entrando al siglo XXI volvían a escucharse en Venezuela los antiguos gritos de los seguidores de los caudillos de la causa federal: “¡Mueran los blancos, los ricos y los que saben leer!”. El discurso divisionista oponía, brutalmente, el país del “nosotros” en contra del país del “vosotros”.

domingo, 1 de mayo de 2011

HASTIADO DE ATURDIDORAS ESTRIDENCIAS...

Hastiado de aturdidoras estridencias, el solitario se refugia en su propia crisálida protectora. Necesariamente, silencio, quietud y armonía habrán de entornar su espacio y su tiempo.