Eres…

Eres el tiempo que te define, los espacios que recorres.

Eres la secuela de tus miradas y tus palabras...

Eres la imagen de tus firmamentos y las ilusiones que albergas en el más profundo de tus silencios...

Eres  la fuerza de tus verdades…

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Eriges…

Eriges tu manera de creer y de soñar como una manera de… ¿Alejamiento? ¿Impulso? ¿Resistencia?

 Escribes

Escribes para recorrer el tiempo junto a tus voces.

Escribes para rescatarte de lo absurdo y lo imprevisto.

 Escribes para decir a tu manera esa historia que es la tuya.

Escribes para nombrar indudables certezas e incertidumbres indudables.

 Escribes para bautizar los días con nombres propios.

Escribes para reencontrarte en un orden verbal regido por íntimas formas de coherencia.

Escribes para reconocerte al interior de un confuso diseño universal..

 Escribes para contradecir el ritual de muchas imposturas.

Escribes para responder al cercenamiento de ilusiones y promesas.

Escribes para continuar el sentido de tus sueños.

Escribes para proseguir el camino hasta su final....

 El frío helado…

El frío helado de muchos momentos del camino, la suave tibieza de ciertos rincones de la casa… ¿Espacios opuestos? No: complementarios en nuestros aprendizajes.

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Diseñar…

Diseñar esa circunferencia en la que estamos destinados a girar…

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Despierta la conciencia…

Despierta la conciencia aletargada y aprende cómo la voluntad se conquista a sí misma, cómo las verdades se hacen evidentes entre extrañas circunstancias, cómo la vigilia se sumerge en el sueño y viceversa...