viernes, 23 de febrero de 2024

             Tus infortunios presentes tal vez refuten esos triunfos que luego pudieran ensalzarte.

 

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Necesaria resiliencia para recuperar el latido de tu alma y descubrir puertas abiertas solo para ti.

 

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Te envuelven, incesantes, invisibles armonías que solo tú alcanzas a percibir...

 

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Un trozo de cielo, un pedazo de infierno... Probabilidades iguales al interior de tu existencia.

 

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Tus años convertidos, bien en aliados, bien en adversarios; se trata de lograr lo primero y evitar lo segundo.

 

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¿Cuál es el sentido de los tardíos descubrimientos? Tal vez permitirte reconocer lo que fue siempre esencial.

 

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¿Es posible para ti la nostalgia sin la idealización de lo vivido?

 

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Tu interés o desinterés, tu confianza o tu sospecha, tu firmeza o tu flaqueza, tu ánimo o desánimo, tu euforia o apatía... Opciones; esencialmente, eso: opciones.

viernes, 16 de febrero de 2024

            Ética y estética de tu existencia: coherente correspondencia entre acciones y comportamientos, obras y destino...

 

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Oído, en algún lado, esta insustituible verdad para cualquier vida: “Llega tan lejos como puedas, haciendo lo que te gusta. Haz lo que te haga feliz. Y ámalo...”

 

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Saberte parte de un propósito: entender las razones que te condujeron hasta este aquí y este ahora, y las razones que pudieran conducirte hacia cierto insoslayable después.

 

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Te acoges al propósito de vivir según elecciones  que te descubren la imposibilidad de ser diferente a lo que eres.

 

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Tus convicciones: verdades por las cuales apostar; respuestas al error, al absurdo y a la siempre  acechante monotonía de la reiteración.

 

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Precisas de convicciones para ayudarte a crecer en el tiempo y elevarte por sobre mucho vacío. O soslayarlo. O llenarlo.

 

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En un doble juego de lejanía y acercamiento se mueve constantemente tu relación con la realidad.

 

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Muchas veces solo de ti dependerá que la realidad no contradiga tus sueños y deseos.

viernes, 9 de febrero de 2024

 Tu centro...

Tu centro: personal manera de definir acuerdos con esa verdad que eres; espacio donde buscas hacer coincidir tu pasado y tu presente con una voluntad de porvenir.

 

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Tu porvenir: a veces, rumbo alentador; a veces, temor; generalmente, indescifrable misterio.

 

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El futuro, tu futuro: visión, anhelo, temor o propósito que nunca dejarás de poseer.

 

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Hay recuerdos que te fortalecen en ciertos soliloquios...

 

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A veces, fortalecerás tus ilusiones ocultándolas de los demás; a veces, ocultándolas, las condenarás a desvanecerse en el vacío o en la intrascendencia.

 

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Pasión de vivir: necesaria para no dejar nunca de soñar ni de perseguir tus sueños.

 

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¿En qué consiste tu inteligencia? En la posibilidad de reunir, en armoniosa correspondencia, tu mundo interior y la infinita complejidad exterior.

 

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Siempre te será imposible vivir en absoluta conformidad contigo todos y cada uno de tus instantes.

lunes, 5 de febrero de 2024

             Recordar y tratar de entender; de entender siempre: desde este ahora que te rodea o desde la memoria que no te abandona o desde la lucidez que te orienta o desde la imaginación que te permite soñar o desde los prejuicios que no puedes evitar...

 

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Tu memoria: en ocasiones, fortaleza; a veces, remordimiento; presencia siempre.

 

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Aprendiz, interminable aprendiz en un camino que nunca dejará de ser acertijo.

 

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Tus humanas comprensiones: mapas personales con que dibujas escisiones, bifurcaciones, horizontes, fronteras...

 

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Precisas conjurar mucha torpeza, atesorar momentos, borrar recuerdos convertidos en lamentables rendijas de un tiempo desechado.

 

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Reconoces inoportuno cuanto interrumpa la fluidez de tus días.

 

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Tus revelaciones: hallazgos y visiones capaces de hacerte entender lo hasta entonces incomprensible para ti.

 

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viernes, 2 de febrero de 2024

 Alguna vez en el tiempo...

Alguna vez en el tiempo, todo fue comienzo, y el mundo un lugar de formas extrañas para unos ojos que aún no habían aprendido a mirar ni a entender. Constantemente las cosas se subordinaban a designios ajenos y las situaciones existían en la voluntad de quienes tomaban todas las decisiones. Podían y solían multiplicarse las secuelas de lo impredecible. Era extraña la manera como evolucionaban las relaciones y muy fácil perderse al interior de un mundo tan alejado del propio mundo. Vendrían, luego, espinosos tiempos de falsas certezas, de desconciertos, de absurdas bravatas, de temores ocultos a los ojos de los otros. Tiempos de torpezas multiplicadas en su vacuidad. Tiempos de mucha insensata rebeldía, de equivocaciones que convertían las intenciones en retahílas de imposibilidades. Tiempos, no de búsquedas sino de la incapacidad de reconocer lo buscado;  no de razones para el presente, sino de la absurda fragmentación de los ahoras; no de propósitos, sino de falsas voluntades; no de voces, sino de una interminable, vacua y estridente locuacidad... Posteriormente sería el arduo y lento momento de los necesarios aprendizajes. Era imprescindible hallar sentido en las palabras, aprender a nombrar las razones de los días, acercar intenciones y promesas a un hoy que era, es y será siempre un todavía insuficiente. Poco a poco se corregían balbuceos y errores y se hacían realidad algunos viejos sueños. En medio de ciertas penumbras, surgían escenarios donde era preciso actuar. Se hacía cada vez más evidente la necesidad de distinguir crecimiento al interior de lo real. Se sumaban años y años de búsquedas, de hallazgos, de propósitos... La conciencia hacía posibles las preguntas. Los recuerdos alimentaban las incertidumbres y certezas del presente. En ocasiones, el mundo parecía convertirse en reflejo de horizontes vislumbrados desde la íntima razón de la conciencia. La voluntad afirmaba ilusiones. Iniciaba trayectos hacia parajes envueltos por arcaicos prestigios. Constantemente se multiplicaban los contrastes: la rémora al lado del impulso, la fuerza avenida con la fragilidad, la sensación de triunfo conviviendo con una conciencia de vulnerabilidad... Era imperioso ajustar las agujas de un reloj existencial siempre presente. Imperioso escuchar ese tic tac que obligaba a no perder de vista el transcurrir de horas apoyado en una memoria que señalaba cómo los días estaban destinados a reunirse con los días, cómo amaneceres y crepúsculos no cesaban de entrecruzarse. La memoria podía ser muchas cosas: escalera de luces y tinieblas, vértigo, convocatoria de agonías y entusiasmos, ilustración de rumbos... Ella recordaba, también, cómo el hoy podía y solía contradecir al ayer, cómo realidad e irrealidad se sostenían sobre espejeantes juegos de ilusiones e intenciones. La memoria abría puertas y cerraba puertas. Sumaba logros y fracasos. Relacionaba victorias y derrotas. Evocaba caminos abiertos y caminos clausurados... Sin embargo, prevalecería en ella una visión de continuidad, de permanencia y pertenencia dentro del tiempo. Prevalecería igualmente la intención de vislumbrar verdades sobre las cuales sustentar diferentes formas de fe. En la complicada aventura de los interminables recorridos, no cesaba de reiterarse la imposibilidad de dar nada por sentado. Lenta o abruptamente cambiaban circunstancias y convicciones. Sin embargo, algunas de estas últimas permanecerían, perpetuamente afirmativas, naturalmente referenciales. El deseo de ahondar en lo nuevo no contradecía la necesidad de un orden al interior de los vaivenes del tiempo. Era frecuente que la fantasía se desvaneciese al interior de itinerarios circulares donde inquietudes y promesas crecían o decrecían a un ritmo muy poco predecible. Todo o casi todo podía ser, a la vez, verdad y farsa, error y acierto. Cualquier cosa podía quebrar o corromper la delicada filigrana de los días. Era preciso fortalecer rutinas que conjuraran mucho desperdicio, mucha desconfianza, mucho hastío, mucha debilitante fisura. Era preciso hallar respuestas necesarias de una inmediata utilidad, o bien deudoras de los más disparatados deseos. Respuestas convertidas en iniciativas que, en ocasiones, regresaban sobre sí mismas y se desvanecían, o se extendían hacia circunstancias que las petrificarían. Respuestas capaces de relacionarse con las más hondas interrogantes del alma y capaces también de alimentar ilusiones que habían  comenzado a construirse al interior de un tiempo donde alguna vez todo fue comienzo y el mundo un lugar de extrañas formas para unos ojos que aún no habían aprendido a mirar ni a entender...