El origen: tan cerca y tan lejos de nuestro presente, con sus sentidos y promesas descifrables solo en la clarividencia de los años, dibujado a veces sobre la inocencia o la sospecha y una atracción que nos lleva a contradecirlo o apoyarlo.
El origen: despojo o aliento reflejado en muchos desenlaces.
¿Quién evoca el origen y sus secuelas? El alma. El alma siempre en busca de sí misma redimiéndose de las carencias de su ahora.
El destino: con sus ilusiones y ensoñaciones, pocas veces descifrable en la opacidad generalizada del ahora, intuido acaso desde los comienzos de un tiempo que se desvanece en la memoria.
El destino: con su imaginario de conclusión, de ciclo final de muchos desenlaces.
¿Quién evoca el destino y sus secuelas? El alma, el alma siempre en busca de sí misma, el alma redimiéndose de las carencias de su ahora.