Te asombra tanto abismo bajo tu cuerpo, tanto infierno de mil bocas abiertas. ¿Tu recurso? Aferrarte a la esperanza.
La esperanza: te permite creer. Te impulsa a querer... Reconoces en ella la posibilidad de enfrentar demasiados desconciertos, demasiada incertidumbre, demasiado desasosiego.
Necesaria correspondencia entre un antes acatado por tu ahora y un después iluminado por tu esperanza...