viernes, 21 de mayo de 2021

UNA DE LAS COSAS...

 

    Una de las cosas a las que más nos cuesta renunciar en algún momento de la vida, es a ese primer espejismo dibujado sobre el rostro de nuestra infancia: el de la segura felicidad. Que la vida resulte mucho más ardua de lo imaginado o que la felicidad exista sólo en brevísimos fragmentos, generalmente reconocidos una vez perdidos, es tal vez una de las mayores decepciones de la edad adulta. La infancia, aunque eventualmente terrible en su vulnerabilidad, en su indefensión, en sus inseguridades y sus miedos; por lo general, propugna la ilusión de que la vida nos debe algo, ilusión que los años se encargarán de deshacer.